Una

Un rayo de luz dejó que besáramos la luna. Fuimos los colores del cielo y extrajimos lo eterno de lo transitorio. Y ahora somos lo que siempre quisimos pero estamos tan lejos que enloquecimos. Brillamos en el olvido. ¿Cómo seguir viviendo juntos cuando no se espera nada  mas que desconsuelo? ¿Cómo encontrar intimidad en este dolor que compartimos, tan frío y repugnante, tan intenso y lánguido?

Rumian los pensamientos y se alarga el hilo que conduce mi vida. Pero de pronto quisiera cortarlo, mutilarme, derribar aquello que me hace avanzar inútilmente, sin luz, sin destino. Es que no estoy hecha para pertenecer más que a mi misma y a mis debilidades. Ya no hay fuerzas ni elogios que curen mi alma.