Nunca
- Catalina Cofone Polack
- 20 oct 2019
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 17 abr 2021
En un recorrido infame y rebuscado nos escabullimos hasta hacernos polvo. No te puedo mirar ni a los ojos, ni a la cara, ni a tus recuerdos, porque sos doloroso, porque ya no te quiero nada. Me quedé sin respiración y empecé a temblar: tu risa era inaguantable y mortuoria. Después de varias horas, el resentimiento de tu voz me demostraba aquello de lo que siempre había estado segura: no hay nadie que pueda quererte así como sos, nadie querría robarte ni una lágrima para hacerla suya cuando el ahogamiento es crudo y no expulsa. Pero creíste ser glorioso y superior. Y ahí estás, vivo de rabia y muerto más que muerto, podrido. Me duele tu perdida existencia.

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